Tarta de super chocolate para mi cumple

Por fin regreso tras tantos meses sin publicar y con una tarta para mi cumpleaños, así que ya no había excusas. No ha sido por falta de ganas sino de tiempo, y es que volver a encontrar una rutina, adaptarme a un nuevo país, mudanza, gente nueva, estudios y un sin fin de cosas, han hecho que el tiempo pasase volando y alejada de la cocina. Espero, a partir de ahora, poder dedicar un poquito de tiempo a lo que más me gusta, hornear.

Bueno, en cuanto a mi vida en México y el balance que hago es muy positivo, se trata de un país muy generoso. Ya son ocho meses los que llevo aquí y todos los días aprendo algo nuevo. Pese a que hay muchas cosas que extraño, no tengo mucho tiempo para pensar en ello, así que intento vivir cada día como una aventura.


Además de esta receta riquísima con un sabor más que intenso a chocolate, ideal para los adictos como yo, os quería mostrar una de las artesanías típicas de México, los árboles de la vida. Estas obras de arte en barro pueden variar en tamaño y temática, aunque las más comunes son las de pasajes bíblicos, pero yo me decidí por ésta, asequible a mi bolsillo y con las calaveras del día de muertos. Curiosamente el pueblo que tengo aquí cerquita es conocido por ser el productor de estas maravillas.

Ahora sí que paso a comentaros esta receta con un bizcocho super tierno y esponjoso, del siempre infalible libro del Rincón de Bea.

Tarta de chocolate Ingredientes:  Para tres moldes de 18 cm de diámetro. Fuente: libro El rincón de Bea Masa chocolate 210 gr de harina 125 gr de cacao en polvo Hershey's 1 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico 1/2 cucharadita de levadura Pizca de sal 60 gr de chocolate negro 250 gr de agua hirviendo 250 gr de buttermilk * 1/2 cucharadita de extracto de vainilla 2 huevos 350 gr de azúcar 125 ml de aceite de oliva suave Almíbar 100 gr de agua 100 gr de azúcar Relleno y cobertura 350 gr de chocolate negro Hershey's (cobertura) 400 gr de nata para cocinar (crema) Elaboración: Masa * El buttermilk es una mezcla de la leche con una cucharada de vinagre. Lo primero que necesitamos es tener el agua hirviendo. Una vez que la tenemos lista, la echamos por encima del chocolate negro partido en trozos. Removemos la mezcla hasta que el chocolate se derrita y lo dejamos enfriar durante 15 min.  En un bol juntamos la harina, el cacao en polvo, el bicarbonato sódico, la levadura y la sal. Es importante que estos ingredientes vayan tamizados para evitar grumos. Por otro lado, mezclamos el buttermilk con la vainilla. A continuación batimos con varillas eléctricas los huevos y el azúcar a velocidad media hasta que espumen. Cuando lo hemos logrado, reducimos la velocidad y vertemos el aceite poco a poco. Una vez se hayan integrado los ingredientes, subimos a velocidad media y batimos 30 segundos. Reducimos de nuevo la potencia para mezclar el chocolate derretido en el agua. Debemos echarlo también suavemente. A continuación, repetimos el procedimiento con el buttermilk. Tras mezclar todo retiramos de la batidora. Ha llegado el momento de mezclar a mano esta mezcla con la de la harina. Para ello, empleamos movimientos envolventes de abajo a arriba. La masa queda grumosa, pero debe ser así. Lo que tenemos que hacer para eliminar los grumos es colarla a otro bol. Emplearemos una espátula para ayudarnos. La masa se reparte por igual en los tres moldes. La verdad es que, para no rebasar la mitad del molde, pude sacar unas 12 cupcakes extra. Horneamos a 175ºC y con el horno precalentado unos 25-30 minutos. Yo tuve suficiente con 25 porque el horno estaba a buena temperatura, pero cada horno es distinto.  Almíbar Se pone el agua junto con el azúcar en un cazo al fuego hasta que hierva.  Después se deja enfriar y se usará para bañar los bizcochos, una vez enfriados, antes de poner el relleno y la cobertura. Esto le dará mayor jugosidad. Yo usé un agua de pera, aunque la verdad es que después no se notó mucho el sabor. Relleno y cobertura Se derrite el chocolate al baño maría y se espera hasta que esté templado. Entonces se añade la nata fresca (en mi caso crema). Para que se incorpore bien, se emplean varillas manuales. La nata la había sacado previamente de la nevera para que no estuviese muy fría y saliesen grumos. Lo importante es que el color quede uniforme. Una vez hecho, se procede a montar la tarta añadiendo esta mezcla entre capa y capa. Es importante que los bizcochos hayan estado un tiempo en la nevera para facilitar el proceso. Cuando se hayan montado todas las capas es el momento de cubrir todo con una espátula.  Después se deja reposar un poco y lista para comer. Imprimir

Espero que la disfrutéis tanto como yo.