Éclairs de café

No hace mucho publiqué una receta de éclairs (la clásica) y comenté  lo mucho que me había gustado, así que tenía seguro que repetiría. Ahora, la traigo de nuevo al blog, ya que le pille el truquillo a la receta (podéis ver una serie de consejos para que la pasta choux quede perfecta en mi anterior entrada, aquí), pero de otro sabor, café.

La receta de pasta choux es la misma, así que os remito a la que ya publiqué (aquí). La novedad, es la crema pastelera de café y la cobertura, también, de café.
Quedaron muy ricos, nada empalagosos y con el aroma y sabor intenso del café (aquí podemos agregar más o menos cucharaditas de café, según el gusto de cada uno).

Vamos con la receta.

Éclairs de café Ingredientes:  Pasta choux (receta aquí). Crema pastelera de café 100 gr de azúcar 500 gr de leche 50 gr de Maicena 3 huevos 10 gr de café soluble/instantáneo Cobertura de café 20 gr de mantequilla 95 gr de azúcar glas 1 cucharadita de café instantáneo (o más, según el gusto) 2 cucharaditas de agua caliente Elaboración: Crema pastelera de café (Esta receta es una variación a la que hice en los éclairs clásicos, más rápida y sencilla). Empezamos con la crema pastelera para que enfríe y se asiente. En un bol mezclamos todos los ingredientes y ponemos en un cazo al fuego, con una temperatura más o menos de 90º C, sin dejar de remover con una pala de madera hasta que espese. Cuando esté lista, la vertemos en un recipiente y cubrimos con un plástico film, dejamos enfriar a temperatura ambiente. Pasta choux (seguimos la receta, enlace aquí) Cobertura de café Derretimos la mantequilla en el microondas, incorporamos el azúcar glas y removemos. Por otro lado, mezclamos el café con el agua caliente y agregamos a la mezcla de mantequilla y azúcar glas. Mezclamos bien hasta que quede homogéneo. Después de tener los pastelitos, rellenamos con la crema pastelera de café y cubrimos con la cobertura. Conservamos en la nevera.

Espero que os guste la receta y la probéis. Yo seguiré haciéndola en casa, además de deliciosos para disfrutar en soledad (un capricho y un peligro), son perfectos para sorprender a los invitados.